Si queremos hablar de las matronas a lo largo de la historia podemos hablar de la existencia de mujeres que ayudaban a otras durante los partos desde que tenemos conocimiento de nuestra existencia. De hecho se sabe que en la prehistoria ya existían las comadronas, pues se han encontrado referencias en pinturas rupestres de mujeres asistiendo a otras mujeres durante el parto. Las pinturas describen los partos de las mujeres del paleolítico, y hay referencias del uso de diferentes posiciones como cuclillas o tumbadas con las piernas en alto apoyadas en piedras.
Si buscamos referencias escritas, debemos ir a escritos del antiguo testamento dónde se describe el nacimiento de Benjamín, hijo de Raquel en el año 1800 A.C. en el que se nombra a la comadrona. Otras referencias escritas data el antiguo imperio Egipcio en el que hablar incluso, de la posibilidad de conocer la fecha probable de parto.
A partir de la Edad Media, la asistencia al parto variaba mucho dependiendo de la escala social de la parturienta y eso no cambió en cuanto a las matronas a lo largo de su historia hasta entrados en el Siglo XX. Las personas de pocos recursos eran atendidas por otras mujeres sin ningún tipo de conocimiento teórico, pero con amplia experiencia en asistencia a partos, las parteras. Sin embargo, la clase alta contaba con comadronas de renombre, con estudios en materia de partos y mucha experiencia en asistencia a los partos de las mujeres de la cúspide de la sociedad entre las que se encontraban las duquesas, condesas e incluso, las reinas.
En la Edad Media, las comadronas debían tener permiso de la Iglesia para poder ejercer la profesión. Para que un sacerdote diera el beneplácito a una mujer debía demostrar que era una mujer íntegra, con prestigio y experiencia, lo que intuye que debía acompañar a otra matrona durante un periodo de tiempo para aprender la profesión.
Avanzando hacia la edad moderna….
Durante el Siglo XVII las comadronas fueron ganando muchos conocimientos en el arte de la partería y eran las únicas mujeres que se dedicaban a atender partos ya que los pocos médicos que había, tenían muy poco interés el el proceso fisiológico de las mujeres de dar a luz. Las comadronas de la épocas eran mujeres que contaban con mucho prestigio.
Por seguir hablando de las matronas a lo largo de la historia, llegamos al sigo XVIII, dónde encontramos las primeras referencias escritas de la palabra Matrona y también las primeras que hablan de los primeros médicos y cirujanos que atienden los partos de las mujeres. En en este siglo también, con la llegada de los doctores, donde encontramos referencias a la utilización de instrumental como los fórceps durante el parto. Durante este sigo también las comadronas perdieron poder, sobre todo de cara a la clase alta de la sociedad, donde todo parto debía estar supervisado por un médico.
La desigualdad entre hombres y mujeres del Siglo XVIII relegó aún más a las comadronas ya que las mujeres eran vistas como el eslabón débil y toda mujer valía mucho menos que un hombre. Se llegó al punto en el que para que una comadrona pudiera ejercer su profesión, debía tener el beneplácito de su marido.
En el Siglo XIX no cambió nada. Las comadronas podrían seguir trabajando en partos naturales, pero se les tenía prohibido administrar cualquier tipo de mediación y la utilización de cualquier tipo de instrumentación. Los médicos fueron ganando terreno relegando a las comadronas a su casi desaparición en zonas urbanas. Sin embargo, siguieron con su trabajo en las zonas rurales, dónde no había medidos ni hospitales cerca.
Matronas a lo largo de la historia contemporánea
Esta etapa abarca todo el Siglo XX y lo que llevamos del Siglo XXI. Durante la primera mitad se siguió trabajando al igual que venía haciéndose durante el siglo pasado. Sin embargo, los años 50 fueron años muy malos para una profesión que estuvo a punto de desaparecer al estar relegadas a un segundo plano en unos partos muy medicalizados en los que las comadronas no tenían capacidad de actuar. En la primera mitad de siglo surgieron los colegios de matronas y los partos solían realizarse en las propias casas.
La profesión de matrona era una especialidad obstetricia dentro de los estudios de ATS (las actuales enfermeras). Sin embargo sólo podían ejercer las mujeres. No fue hasta los años 80 en la que se eliminó esta restricción a los varones, año en el que encontramos los primeros matrones.
Los estudios de matrona no se reglaron hasta 1994, con la aparición del EIR y los estudios reglados de enfermeras especialistas en obstetricia y ginecología que llegan hasta la actualidad. Por suerte para las mujeres, han salido muchos estudios que demuestran que la instrumentalización de los partos complica los mismos, llevando las estadísticas a un aumento de los partos naturales frente a los que requieren de instrumentalización médica, destinado a médicos especialistas en ginecología.