El dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia) suele ser una consulta frecuente durante el periodo del postparto, sobre todo en las mujeres que dan lactancia materna. El dolor se produce por múltiples factores, no solamente por la cicatrización de la posible episiotomía o desgarros en periné, ya que estas molestias son también referidas por madres que han parido por cesárea, sin heridas perineales.
La vagina es el órgano del cuerpo más sensible a los estrógenos (hormona femenina principal). Esta hormona estimula las paredes vaginales para convertirlas en un tejido elástico, grueso y flexible, además de provocar la liberación del flujo vaginal por parte de las glándulas de sus paredes. La vagina de una mujer es tan flexible que se adapta al pene durante las relaciones y al volumen de su bebé durante el parto.
Durante la lactancia materna la mujer experimenta un descenso muy importante en los niveles de esta hormona, debido a que su prolactina provoca un bloqueo en el sistema reproductor, inhibiéndose la ovulación, de forma que se suelen perder los ciclos menstruales durante el tiempo que dura la misma (al menos cuando es lactancia exclusiva). Se produce un estado hormonal similar al que se experimenta durante la menopausia. Por esto, muchos síntomas característicos de la edad madura son frecuentes durante la lactancia, como los sofocos nocturnos, la sequedad vaginal y el dolor por falta de elasticidad vaginal durante las relaciones sexuales, la sensación descrita por las mujeres es que la entrada a la vagina ha quedado demasiado estrecha.
Esta es la explicación de por qué las relaciones pueden ser tan distintas tras el parto. Muchas mujeres sufren pensando que por culpa del parto su vida sexual se ve deteriorada, que “no es igual que antes” y piensan que estos cambios van a ser definitivos y que no van a recuperar su vida normal. En algunos casos llega a ser un peso psicológico tan importante que la mujer desarrolla una fobia al coito, incluso un verdadero vaginismo.
¿Tiene solución la dispareunia?
Lo primero que se ha de saber es que es una situación transitoria, que se recupera completamente. No son cambios exclusivamente mecánicos, producto de una cicatrización o de un cierre excesivo de la entrada de la vagina. Son producto de una falta de elasticidad propia por el estado hormonal postparto y que se recuperará con el paso del tiempo y con la recuperación de los ciclos.
Además, si la lactancia se prolonga y los síntomas son muy intensos, se pueden utilizar tratamientos locales que aportan esta hormona directa y exclusivamente a la vagina, de forma que se alivian los síntomas sin poner en peligro la integridad de la leche materna. Son importantes también las medidas higiénicas, evitando el uso de jabones agresivos con la mucosa, minimizar en lo posible el uso de compresas o salva-slips y las toallitas perfumadas que suelen contener alcoholes. Y usad siempre lubricantes de base densa para las relaciones, la sequedad provoca mayor fricción y esto puede herir las paredes vaginales pudiendo producirse incluso una infección posterior.
Si te encuentras afectada por estos síntomas, habla con tu ginecólogo para buscar la solución, que no es difícil y puede evitar problemas posteriores.